Desde Brooklyn, Widowspeak nos remiten con elegancia al indie más sedoso de los noventa. Compuesto por Robert Thomas a la guitarra, Michael Stasiak a la batería y Molly Hamilton como vocalista y compositora, este proyecto nos ofrece en su debut un retorno hacia aquella escena paralela al grunge, en la que grupos como Mazzy Star, Madder Rose o The Spinanes dejaron su estampa.
Tras editar dos 7” en el cada vez más influyente Captured Tracks, con una acertada versión del“Wicked Game” de Chris Isaak incluida, su primer disco se nos presenta como un excelente decálogo de canciones. Con clara incidencia del country, del dreampop, del lo-fi y del rock alternativo americano, Widowspeak consiguen despuntar gracias a la acertada y directa sencillez de sus melodías, a las atmósferas vaporosas que generan y a la melancólica suavidad que aporta la voz de Molly Hamilton. La sensación que transmite la escucha del disco nos transporta por nostálgicas nebulosas y susurros emocionales a ritmo de un sonido atemporal, casi añejo. Temas como “Puritan”, “Nightcrawlers” o “Gun Shy” se nos enfocan más un rock de regusto retro, que bien nos podría recordar a the Raveonettes, mientras que en “Harsh Realm”, ”In the Pines”,“Limbs”,“Half Awake”, o “Ghost Boy” es fácil remitirnos a un indie más introspectivo y rememorar así a Hope Sandoval. Referencias todas ellas que no hacen sino ensalzar aún más este notable debut._Publicado por Alfonso.
El espíritu neoromántico de John Maus es indiscutible. Las reminiscencias a Human League, Cabaret Voltaire y a Giorgio Moroder que muestra en su tercer disco, indudables. Y como intensa, definiremos la omnipresencia en los once cortes del álbum de voces reverberadas y letras indescifrables, oscuras líneas de bajo, secas cajas de ritmos y sintetizadores espaciales. De modo que, según parece, estamos ante el disco más “in” de este verano.
Antes de iniciar su carrera en solitario por el 2006, John Maus colaboró junto a Ariel Pink en su proyecto Haunted Graffitiy ya en su debut (“Songs”, Upset The Rhythm) las alusiones a Ian Curtis se plasmaron en críticas y reseñas. Natural, ya que el tratamiento atormentado y oscuro con el que Maus trabaja su voz se asimila al registrado en los cortes deJoy Division. La faceta pop adorna todo el disco, y ayuda a evocar sin agresividad la electrónica de principios de los ochenta, matizándola con una producción lo-fi y retoques filosóficamente surrealistas, teatralmente experimentales o barrocamente atormentados, según pinte la ocasión. Lo cual no desmerece la grandeza de algunos de sus temas. Y cortes como “Streetlight”, “Quantum Leap”, “Keep Pushing on”, “Believer” o el dúo junto a la interesante artista sueca Molly Nilsson que nos ofrece en “Hey Moon” hacen de éste, un buen disco con el que disfrutar sin complejos._Publicado por Alfonso.
Gold-Bears se formaron como banda en 2010 en Atlanta, cuando Jeremy Underwood reclutó a algunos amigos para tocar las canciones que había acumulado desde la desaparición de su antigua banda, Plastic Mastery (555 Recordings / Magic Marker Records). La banda rápidamente lanzó un aplastante 7" en los expedientes de Magic Marker, recordando la inmediatez y la urgencia de Boyracer o la fusión de Wedding Present con la sensibilidad pop de sus contemporáneos en el sello Slumberland Records como los Summer Cats y The Pains of Being Pure at Heart. Ampliaron su sonido un poco en su próxima versión (4 canciónes en un 7" en el sello indiepop con sede en Miami Cloudberry Records), puliendo algunas asperezas en una canción y añadiendo elementos y ruido para la otra manteniendo aún sus raíces Indie-punk.
Después de hibernar en su estudio casero durante todo el invierno, los Gold-Bears emergen con su primer LP "Are You Falling in Love?”, una expansión aún mayor del sonido de la banda. Once canciones llenas de pop frenético y atropellado, de baladas sinceras y de sincopados cantos pop fúnebres, es seguramente uno de los discos Indie-pop más dinámicos de los últimos años. En poco más de 33 minutos los Gold-Bears nos sumergen entre paisajes sonoros de ruido jangly y totalmente poprock a través de la energía contenida típica de los himnos post-punk de Titus Andronicus, y llegan incluso a darnos un indulto algunas de las voces más lentas y sinceras que nos muestra Underwood en varias de sus composiciones. El álbum comienza con la apabulllante "Record Store", una canción tan llena de espíritu contagioso que parece que la sección rítmica no pueda ni mantener el ritmo. "Record Store" da paso a la perfección en "All Those Years", una de las canciones más pegadizas y más pop de todo el repertorio. Desde el inicial "ba ba bas" a las armonías dulces proporcionadas por Kristine Capua (Very Truly Yours) inmediatamente sabemos que esta canción nunca se irá de nuestra cabeza. Justo en la mitad del álbum encontramos la shoegazey "Are You Falling in Love?”, que te pone patas arriba con una contundente línea de bajo, calculadas percusiones, guitarras que suenan como aviones y exuberantes violines.
Un disco lleno de apacible majestuosidad y de pura energía efervescente. Ya sea si sigues las historias relatadas en las letras de las canciones o bails las pegadizas guitarras jangly, este disco seguro se quedará instalado en su tocadiscos durante meses. Porque después de todo, quien no ha caído nunca enamorado... con los Gold-Bears. _por Sergio.._Publicado por Sergio.