El segundo álbum del productor danés Trentemøller despliega una sensibilidad y una ambientación atmosférica con las que ya nos deslumbró en su primer disco (“The Last Resort” Poker Flat, 2006). En las diez nuevas canciones, la esencia electrónica minimal que tanto avala su nombre se mantiene, pero se ve enriquecida por una oscuridad orgánica que le hace ganar puntos en expresividad. “Into the great wide yonder” nos traslada hacia cierto dramatismo que utiliza la electrónica como excusa, pletórico de delicadeza y sensibilidad atmosférica, que se ve potenciado por la incorporación de oscuras guitarras y por el puntual apoyo vocal de diversas colaboraciones, entre las que destacan la de Josephine Philip (vocalista de la banda de pop danesa Darkness Falls) y la de Fyfe Dangerfield (cantante de los británicos Guillemots). Las referencias sonoras que el disco contempla nos pueden remitir del folk al rock, de lo luminoso a lo oscuro, de lo inquietante a lo onírico... pero el acierto deriva en las melodías impregnadas de melancolía e intensidad que nos ofrece y en los acertados despuntes experimentales que incorpora. Todo un delicado desarrollo de sensaciones al alcance de tus oídos. _Publicado por Alfonso
