Arropadas por las vaporosas guitarras, los juegos de voces masculinas y femeninas y los etéreos arreglos electrónicos de las once canciones del disco (además del track escondido en su último corte), satisfacen a la perfección el decálogo atemporal que definen el sonido shoegaze. En canciones como ”the signs”, “caché”, “water in my hands”, “dragon in you” o “secret love”, Malory nos hace navegar por entramados paisajes de intensidades moduladas. Las sensaciones melancólicas y ensoñadoras que plasman en cada corte resaltan sobre las nítidas guitarras, tan afiladas que cortan el espacio por el que circulan. Mientras que en los temas más cercanos a la sinuosa electrónica, como “pearl diver” y el hidden track que cierra el disco, nos reconcilian con aquella sensibilidad indietrónica dando ejemplo con su excelente atemporalidad.
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de los alemanes
Malory
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